martes, 10 de julio de 2012



HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UN SIGNIFICADO ACERCA DE LO QUE SE DENOMINÓ "PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL"..


El 24 de marzo de 1976, la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, integrada por el general Jorge Videla, el almirante Emilio Massera y el brigadier Orlando Agosti; encabezó un Golpe de Estado que derrocó a la Presidente constitucional María Estela Martínez de Perón y asumió el gobierno del país. Los jefes militares denominaron “Proceso de Reorganización Nacional” a la gestión que comenzaban, cuyo rasgo saliente fue una represión feroz y de manera clandestina con el objetivo de salvar la Nación. 



Las diferencias fundamentales con otros gobiernos de facto, estuvieron dadas por las metodologías y las políticas que la nueva dictadura adoptó para lograr el disciplinamiento de la sociedad argentina. La premisa de las Fuerzas Armadas era que se debía extirpar el mal de raíz. El blanco lo constituyeron, en primer lugar, aquellos ligados de manera directa con las organizaciones guerrilleras, pero se extendió a militares sindicales o políticos, disidentes y, simplemente, sospechosos. De esta manera, la acción se desarrolló de manera organizada; las tres fuerzas se dividieron las distintas áreas y actuaron de acuerdo con la cadena de mandos establecida. Esto se convirtió en un procedimiento estándar, planificación y hasta organización administrativa. 







El régimen dictatorial se propuso un disciplinamiento generalizado en todos los aspectos, social, político, ideológico y económico. Para alcanzar este objetivo ejerció dos tipos de violencia sistemática y generalizada: la violencia del Estado y la violencia del mercado. A partir de 1976, la violencia del Estado avanzó hasta el punto de transformarse en terrorismo de Estado. Este concepto significa que el monopolio de la fuerza y la portación de armas que los ciudadanos consienten en un Estado de derecho, y que sostienen con el pago de los impuestos, para que garantice la vigencia de sus derechos individuales, se vuelven en su contra. Es decir, el Terrorismo de Estado comienza cuando el Estado utiliza sus Fuerzas Armadas contra los ciudadanos y, controlando la totalidad de las instituciones que dependen del gobierno, los despoja de todos sus derechos fundamentales y también de la vida. El Estado se convierte en un terrorista cuando hace uso de la tortura, oculta información, crea un clima de miedo, produce incertidumbre en las familias y confunde deliberadamente a la opinión pública. Frente a este Estado, los ciudadanos se sienten realmente  indefensos y sujetos al arbitrio de la voluntad de quiénes se han arrogado la autoridad. En estas condiciones, ser testigo, víctima o afectado por una acción del terrorismo de Estado crea confusión y parálisis. 















EN EL TERRENO ECONÓMICO..

En el terreno económico, el ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, buscó completar la tarea de disciplinamiento por medio de la reducción de la intervención protectora del Estado y la eliminación de subsidios y las barreras aduaneras que protegían a la industria local. Así, el país se inundó de artículos importados a bajo precio, muchas industrias que no podían competir con esos bienes en precio ni en calidad cerraron sus puertas, y el desempleo aumentó. Martínez de Hoz, emprendió una política de libre mercado y también promovió una reforma financiera basada en la libre entrada y salida de capitales, la eliminación de controles y el establecimiento de garantías para los depósitos bancarios.  De este modo, las tasas de interés aumentaron e ingresaron millones de dólares, en forma de préstamos, que se orientaron a la especulación, mucho más rentable, en estas circunstancias, que la actividad productiva.
Hacia 1980 comenzaba la crisis de esta política económica, quebraron varios bancos y el gobierno, para evitar una “corrida bancaria”, se hizo cargo de sus deudas. Para ese entonces, la inflación llegaba al 100% anual y la deuda externa se había multiplicado. Por otra parte, crecía la acción, y la repercusión internacional, de los organismos de defensa de los derechos humanos, que denunciaban las atrocidades cometidas en el país.











EL CAMINO DE LA DESARTICULACIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL AL GENOCIDIO..

El conjunto de las acciones políticas y militares que las Fuerzas Armadas realizaron para lograr su objetivo de implantar el orden tuvo como consecuencia la desarticulación de la sociedad civil. La metodología represiva y los efectos disciplinadores de la política económica y social, lograron disgregar y destruir a las organizaciones populares y debilitaron profundamente los lazos de solidaridad y las formas de cooperación entre individuos o grupos. Durante los primeros años de la dictadura, la prohibición absoluta de cualquier tipo de actividad pública significó también la desaparición de la política. En este escenario vacío de sociedad civil, la lucha de los militares contra la guerrilla no tuvo las características de una guerra, ya que no hubo enfrentamientos, sino secuestros, torturas y asesinatos. Los efectos de la aplicación del terrorismo de Estado, se hicieron sentir en todos los planos de la vida social. Aún cuando en el discurso militar el objetivo de la represión aparecía restringido a una “guerra contra la subversión”, de diferentes maneras esa guerra afectó a la totalidad de la población. La definición de los potenciales enemigos fue tan amplia que, además de los miembros de organizaciones guerrilleras, entre las víctimas se contaron sindicalistas, políticos, sacerdotes, monjas, empresarios, profesionales, periodistas, estudiantes, niños, parientes o amigos de las víctimas. Este aspecto político e ideológico se reflejó en la Cultura del Miedo contra la ciudadanía. Si bien la represión tuvo un carácter sistemático y metódico, para el conjunto de la sociedad civil las acciones represivas aparecían como hechos incomprensibles y por eso, reforzaban el terror y el miedo.
El resultado de la aplicación de esta metodología por parte de las Fuerzas Armadas y policiales fue un genocidio: concepto que hace referencia a la matanza en masa de un grupo humano, por distintas razones étnicas, religiosas, políticas, etc.;  concretado a través del secuestro, la tortura y el asesinato de miles de personas. La mayor parte de las víctimas no fue reconocida por los militares.  Los grupos que comenzaron a organizarse para defender los derechos humanos de las víctimas de la represión empezaron a denominarlos “desaparecidos”. Con el objetivo de salvar la Nación, imponer el orden y terminar con la subversión, el gobierno suspendió la actividad de los partidos políticos, intervino los sindicatos, prohibió las huelgas y congeló los salarios.  Los secuestrados eran trasladados a centros clandestinos de detención, donde se los sometía a una tortura sistemática y finalmente  su ejecución. Como en la mayoría de los casos, los cadáveres se ocultaron, no hubo muertos sino desaparecidos. Los centros de detención clandestinos funcionaron como verdaderos campos de concentración y exterminio, por ejemplo la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde los secuestrados eran mantenidos con vida durante meses, hasta que los secuestradores recibían la orden de su traslado. Esto significaba que el detenido era asesinado y su cadáver ocultado en una fosa común sin identificación, de este modo se consumó la desaparición de miles de detenidos.








CONTEXTO MUNDIAL..




Teniendo en cuenta el contexto mundial, otros países también vivieron en estos años revoluciones, dictaduras e intentos de establecer un orden. Se imponían nuevas dictaduras, como la de Pinochet en Chile y se expandía el terrorismo en Palestina o en Italia. Así, la mayoría de los países buscaban poner algún  orden en ese mundo de violencia y terror.





La dictadura militar típica en América Latina es la dirigida por una junta o un comité integrado por la dirección del Estado mayor de los militares. Así fue como ocurrió en Argentina, entre 1976 y 1983, años en que fue gobernado por juntas militares integradas por los más altos representantes del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. En este caso, el presidente de la junta, primero entre iguales, suele asumir a menudo personalmente la jefatura del estado. Así ocurrió con el General Jorge Rafael Videla, quien asumió el poder en Argentina tras el Golpe de Estado de 1976, y en Chile con el general Augusto Pinochet Ugarte, quien ostentó el poder en ese país entre 1973 y 1990. Otras dictaduras militares están enteramente en las manos de un sólo oficial, generalmente el comandante en jefe del ejército. Ese fue el caso de Bolivia, con la dictadura del General Hugo Banzer, entre 1971 y 1978. En Paraguay sobrevivió como dictador militar el general Alfredo Stroessner, quien gobernó ese país durante treinta y cinco años, desde 1954 hasta 1989. Otro dictador militar que se mantuvo por mucho tiempo fue Anastasio Somoza García, quien gobernó Nicaragua entre 1936 y 1956 y estableció una dinastía familiar que gobernó el país hasta 1979.

Como todas las dictaduras, el grado de control por parte de los militares sobre la sociedad civil es variable, y ejercen una influencia muy fuerte sin ser enteramente dominantes.






IMÁGENES DE LOS PRINCIPALES DICTADORES EN AMÉRICA LATINA..

















Y LAS APARIENCIAS ENGAÑAN..POR EL AÑO 1978 SE ORGANIZABA EL MUNDIAL DE FÚTBOL..


Hacia el año 1978, el país organizaba el Mundial de Fútbol. Entre el 1º y el 25 de junio se jugó en el país la XIº Copa Mundial de Fútbol, que ganó el seleccionado argentino. Para ello, el Estado destinó inmensos recursos para remodelar estadios. La organización estuvo de entrada mezclada con la cuestión de la represión y de los derechos humanos. El gobierno militar tuvo que vencer la resistencia y amenaza de boicot de varios países europeos, donde se organizaron protestas por la sistemática violación de los derechos humanos. La selección argentina dirigida por César Luis Menotti, tuvo un buen desempeño. En la ronda eliminatoria logró clasificarse luego de vencer a Perú por 6-0, un resultado que muchos juzgaron sospechoso. En el partido final derrotó a Holanda 3 a 1. Los festejos fueron muy entusiastas, al término de cada partido una multitud embanderó las calles. Pese a que el gobierno militar intentó capitalizar la victoria, los festejos populares no tuvieron, en rigor, un contenido político y se limitaron a celebrar el éxito deportivo.


LA DESASTROSA EMPRESA DE LOS MILITARES: 1982:GUERRA DE LAS MALVINAS, CUYA DERROTA DESEMBOCÓ EN EL AÑO 1983: CON EL TRIUNFO DE RAÚL ALFONSÍN Y EL RETORNO DE LA DEMOCRACIA.


Por el año 1982, la desastrosa empresa de los militares desembocó en el estallido de la Guerra de Malvinas. El 2 de Abril, una fuerza militar argentina desembarcó en las Islas Malvinas, y capturó Puerto Argentino, y también ocupó las Islas Georgias y Sándwich. La noticia fue bien recibida por partidos políticos, y en Plaza de Mayo, se congregó una multitud, a la que arengó el presidente Galtieri. La primera ministro británica Margaret Thatcher afirmó que recuperaría las islas. Así, fue el inicio de la Guerra. De esta manera, el apoyo popular se mantuvo en los días siguientes, alimentado por una propaganda triunfalista que minimizaba los peligros y las dificultades. Mientras tanto, los británicos habían puesto en movimiento una importante fuerza naval. El 1º de mayo comenzó el ataque británico a Malvinas y, un día después, fue hundido el crucero General Belgrano, lo que produjo 323 muertes. El 21 de mayo, los británicos desembarcaron en la bahía San Carlos y, unas semanas después, comenzó la ofensiva sobre Puerto Argentino. Las tropas argentinas consistían en soldados mal entrenados, con escaso equipamiento y mala conducción. El 14 de junio, los efectivos argentinos se rindieron. La guerra duró 74 días, con 649 combatientes argentinos muertos.













La falta de información acerca de la superioridad y los éxitos militares británicos hicieron que la rendición produjera un fuerte impacto. Los militares fueron acusados por muchos de haber perdido la guerra, y por algunos de haberla iniciado. Pero el desprestigio de las Fuerzas Armadas fue inmenso, y marcó el fin del régimen militar. 


La derrota de la Guerra de Malvinas, inició el camino hacia el año 1983. El 30 de octubre, triunfó el radical Raúl Alfonsín. Más allá de los resultados electorales, fue un momento muy significativo: se restauró la democracia, hubo una elección sin proscripciones ni intervención gubernamental. La derrota de Malvinas inició el camino de transición a la democracia. Derrotados y desprestigiados, los militares debieron llamar a elecciones, los partidos se expresaron libremente y las denuncias sobre la desaparición de personas alcanzaron niveles de difusión hasta ese momento desconocidos. Alfonsín, en cambio, captó el ánimo de una sociedad que creía en la refundación democrática; e hizo una firme reivindicación de los derechos humanos y afirmó que la democracia resolvería los problemas de la sociedad argentina. 
   
       





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